30.08.2015 11:53
SIGLO DE ORO. EL LAZARILLO DE TORMES
La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades (más conocida como Lazarillo de Tormes) es una novela española anónima, escrita en primera persona y en estilo epistolar (como una sola y larga carta), cuyas ediciones conocidas más antiguas datan de 1554. En ella se cuenta de forma autobiográfica la vida de un niño, Lázaro de Tormes, en el siglo XVI, desde su nacimiento y mísera infancia hasta su matrimonio, ya en la edad adulta. Es considerada precursora de la novela picaresca por elementos como el realismo, la narración en primera persona, la estructura itinerante, el servicio a varios amos y la ideología moralizante y pesimista.
Lazarillo de Tormes es un esbozo irónico y despiadado de la sociedad del momento, de la que se muestran sus vicios y actitudes hipócritas, sobre todo las de los clérigos y religiosos. Hay diferentes hipótesis sobre su autoría. Probablemente el autor fue simpatizante de las ideas erasmistas. Esto motivó que la Inquisición la prohibiera y que, más tarde, permitiera su publicación, una vez expurgada. La obra no volvió a ser publicada íntegramente hasta el siglo XIX
Género
Se trata de una novela de autoformación y picaresca, de estructura aparentemente simple, pero en realidad muy compleja; es una carta destinada a vuestra merced, tratamiento que implica alguien con superior condición social, y está motivada por "el caso", hecho del cual éste ha oído hablar, y cuya versión personal pide a Lázaro, parte implicada en él, le explique ("escribe se le escriba y relate el caso muy por extenso"). Así que debe ser una especie de confesión y el personaje es un alto dignatario eclesiástico, quizá el Arzobispo de Toledo que ha oído los extraños rumores que circulan sobre la extraña conducta sexual del Arcipreste de San Salvador, como llegamos a saber al fin del libro, según los cuales éste estaría amancebado con la mujer de Lázaro.
La originalidad del libro sin embargo trastoca cualquier molde y crea un subgénero literario específico realista, la novela picaresca, mediante el recurso a la parodia de narraciones caballerescas idealizantes del Renacimiento: a las rimbombantes epopeyas de gestas guerreras y los libros de angélicos pastores y cortesanos enamorados se opone una epopeya del hambre, que mira solamente a cuanto hay por debajo del cuello de golilla y se preocupa solamente de la subsistencia, en línea con la tradición realista de la literatura española, revitalizada entonces por La Celestina y sus continuaciones.
Temas
La temática del Lazarillo de Tormes es moral: una crítica acerba, incluso una denuncia, del falso sentido del honor ("la negra que llaman honra") y de la hipocresía. La dignidad humana sale muy malparada de la sombría visión que ofrece el autor, nihilista y anticlerical. La vida es dura y, tal como aconseja el ciego a Lázaro en la obra, "más da el duro que el desnudo"; cada cual busca su aprovechamiento sin pensar en los otros, por lo que, como se dice al principio de la obra, arrimándose a los buenos "se será uno de ellos": esto es, para ser virtuoso hay que fingir ser virtuoso, no serlo. Sin duda alguna, se trata de la visión de un humanista desencantado, acaso judeoconverso y erasmiano, a pesar de que Marcel Bataillon niega el influjo directo de Erasmo en la obra.
Como consecuencia, resultó la inclusión de esta obra en el Índice de libros prohibidos de la Inquisición, la cual permitió al cabo la circulación de una versión expurgada de los pasajes anticlericales. El Lazarillo fue, además, una obra muy traducida e imitada. Su influjo, profundo, marcó tanto la literatura española que podría decirse que sin ella no habrían podido escribirse ni Don Quijote de la Mancha ni la treintena de novelas picarescas españolas y extranjeras que se han conservado.
Argumento
La obra es en realidad una larga epístola que el "autor" envía a un corresponsal anónimo (a quien trata de "Vuestra Merced"). Está dividida en siete tratados y cuenta en primera persona la historia de Lázaro González Pérez, un niño de origen muy humilde; aunque sin honra, nació en un río de Salamanca, el Tormes, como el gran héroe Amadís; quedó huérfano de su padre, un molinero ladrón llamado Tomé González, y fue puesto al servicio de un ciego por su madre, Antona Pérez, una mujer amancebada con un negro, Zaide, que le da a Lazarillo un bonito hermanastro mulato.
Entre "fortunas y adversidades", Lázaro evoluciona desde su ingenuidad inicial hasta desarrollar un instinto de supervivencia. Es despertado a la maldad del mundo por la cornada de un toro de piedra, embuste con el que el ciego le saca de su simpleza; después rivaliza en astucia con él en diversos célebres episodios como el de las uvas o el jarro de vino (un modelo de narración clásica) hasta que se venga devolviéndole la cornada de piedra con otro embuste, que le vale al cruel ciego descalabrarse contra un pilar.
Pasa luego a servir a un tacaño clérigo de Maqueda que lo mata de hambre, y al que sisa algo de pan de un arca que tiene; el clérigo lo confunde a oscuras (en su boca silba accidentalmente la llave del arca, escondida mientras duerme) y, tomándolo por culebra, descubre el engaño, le da una tremenda paliza y lo despide.
Después entra a servir a un hidalgo arruinado cuyo único tesoro son sus recuerdos de hidalguía y de dignidad; Lazarillo simpatiza con él, ya que aunque no tiene nada que darle, por lo menos le trata bien, si bien recurre a esa simpatía que despierta para conseguir que le dé parte de los mendrugos que consigue el muchacho al pedir limosna, ya que él no posee la dignidad de la hidalguía. El patético escudero termina por abandonar la ciudad y Lazarillo se encuentra de nuevo solo en el mundo.
Más adelante sirve Lázaro a un sospechoso fraile mercedario, tan amante del mundo que apenas para en su convento y le hace reventar los zapatos. Según Aldo Ruffinato, habría una alusión a las reformas monásticas por entonces de moda, en el sentido de "descalzar" o hacer más rigurosos los estatutos del clero regular, o quizás alusión a actividades sexuales hetero u homoeróticas.22 Sin embargo, Francisco Rico asegura que «no hay el menor inidicio para suponer tal escabrosidad», pues el sentido del texto es una simple abbreviatio o reticencia, procedimiento abundantemente usado antes, como cuando relatando sus aventuras con el ciego, Lázaro dice «por no ser prolijo, dejo de contar muchas cosas [...]», en elipsis que era común para terminar las cartas, teniendo en cuenta que todo el Lazarillo una larga epístola.23
El tratado quinto es más extenso: narra una estafa realizada por parte de un vendedor de bulas o buldero. Lazarillo sirve al buldero y asiste como espectador, sin opinar, al desarrollo del timo, en el cual finge el buldero que alguien que piensa que las bulas no sirven para nada está poseso por el diablo, cuando en realidad está compinchado o conchabado con él; esto se descubre a posteriori, con una hábil técnica de suspensión. También este tratado sufrió la poda de la censura.
Los restantes y breves tratados narran cómo Lázaro se asienta con otros amos, un capellán, un maestro de hacer panderos y un alguacil y se hace aguador. Por último consigue el cargo de pregonero gracias al arcipreste de la iglesia toledana de San Salvador, quien además le ofrece una casa y la oportunidad de casarse con una de sus criadas, con la finalidad de disipar los rumores que se ciernen sobre él, ya que era acusado de mantener una relación con su criada. Sin embargo, tras la boda los rumores no desaparecen y Lázaro comienza a ser objeto de burla por parte del pueblo. Lázaro sufre la infidelidad con paciencia, después de toda una vida de ver qué es el honor y la hipocresía que encubre la dignidad realmente, ya que eso al menos le permite vivir, y con ello termina la carta, un cínico alegato autojustificativo que ridiculiza la literatura idealista del momento. Lázaro afirma que ha alcanzado la felicidad, pero para ello ha debido perder su honra, pues los rumores afirman que su mujer es la amante del arcipreste. Para mantener su posición, Lázaro hace oídos sordos a dichos rumores.
Lazarillo de Tormes - Información
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Lazarillo de Tormes
Trabajo realizado por la Prof. Paola De Nigris
Contexto histórico
Debemos ubicar a esta novela en la España del Mercantilismo. Se llama Mercantilismo al proceso económico por el cual España se va empobreciendo a causa de su ineficacia para producir.
Luego de la conquista de América, España se ha convertido en una de las potencias mundiales. Es una de los imperios más ricos, ya ue obtiene de América el oro tan preciado. Pero al no producir ninguno de los elementos básicos para su subsistencia, debe comprárselos, fundamentalmente, a Francia e Inglaterra. Esto provoca que España parezca rica pero sea realmente pobre. Esta es la época de Carlos V, un rey que llevó a España a la expansión territorial, pero todo eso no era más que un telón escenográfico que ocultaba la realidad. España vive esa doble cara que marca este tiempo como una época hipócrita.
Novela picaresca
La novela picaresca nace como reacción a las novelas de evasión de la época. La literatura, en ese entonces era cómplice del poder, encarnado en Carlos V que lo promovió. De esta manera la literatura de evasión cumplía el propósito de crear una atmósfera para que la gente no advirtiera la realidad en que vivía y deseara formar parte de ese mundo idílico que se les presentaba.
Las novelas típicas de la época eran las de caballería y las pastoriles.
Las novelas de caballería contaban las hazañas de los caballeros pero de una manera inverosímil. Pintaban un mundo inexistente, plagado de criaturas inventadas, siendo sus personajes muy alejados de la realidad.
Las novelas pastoriles también eran inverosímiles, narraban amores de pastores que sentían, se movían, y hablaban como cortesanos y aristócratas.
Como género contrario a esto nacen las novelas picarescas. Es una novela de protesta, que busca denunciar la injusticia social, tratando de evitar la evasión. Pero esto sólo es un principio, porque a medida que pasa el tiempo, el género se va desvirtuando, se va convirtiendo también en novela de evasión, ya que el pícaro se transforma en un personaje que busca la libertad y el contacto con la naturaleza y por eso se entrega a la vida del vagabundo.
La novela picaresca se caracteriza por la figura del pícaro que es quien cuenta la historia, por eso es una novela autobiográfica en general. A su vez es episódica, porque es el pícaro quien une los epsodios que se van sucediendo. Fuera de esta figura, nada tiene importancia.
La novela picaresca es esencialmente amoral, desde el momento que el pícaro estafa, roba, miente y eso lo hace mezclando gracia y festejando el triunfo que quiere contagiar a quien lo lee. Por lo tanto presenta una atmósfera ambigua de pesimismo y burla.
El pícaro y Lázaro
Decíamos en el ítem anterior que la novela picaresca fue evolucionando y con ella también lo hizo la figura del pícaro. Esto hace difícil la definición, porque si pensamos que la novela picaresca nace con el Lazarillo en 1554, entonces veremos a un pícaro con ciertas características, pero si consideramos que el Lazarillo es un precursor y que la novela picaresca surge 50 años después, veremos que el pícaro tiene otras características. Este problema aparece con el hecho de que entre el Lazarillo y las novelas picarescas hay 50 años de silencio en el género.
Los pícaros posteriores eran vagabundo por elección. Eran jóvenes cansados del mundo, que abandonaban su vida para dedicarse a ser libres. Para ello se ponían bajo el servicio de amos a los que engañaban, estafaban para conseguir algo y luego marchaban al servicio de otro. Eran delincuentes y hasta podían llegar a matar. No les interesa el mundo, no se mueven dentro de sus leyes, sino que quieren escapar de él.
El caso de Lázaro es diferente. Él es un niño que proviene del bajo mundo, en un clima de delincuencia, como todo pícaro, pero la postura de Lázaro ante la vida es diferente. Él no elige esta vida, está determinado a ella. Es un producto de ella y no quiere eso, sino que quiere tener un lugar en la sociedad en la que poder vivir y no sobrevivir.
Lázaro es empujado a conseguir sus necesidades básicas por medio de artilugios, engaños y mentiras, pero todo es para sobrevivir. Su propósito es abrirse camino, no escapar. No es un amoral como los pícaros posteriores, es un niño abriéndose paso en el mundo, y para ello no tendrá otra alternativa que ponerse al servicio de algún amo.
El Lazarillo
Esta novela tiene el propósito de denuncia de la realidad miserable en la que se encuentra España; tanto económicamente como espiritual y religiosamente.
A nivel religioso estamos en una época de revisión de la Iglesia. La impresión de la Biblia ha puesto a este libro al alcance del mundo secular que ha obligado a la Iglesia a revisar sus principios. En algunos países aparecen las primeras reformas protestantes. En España, en la que hay aún una Inquisición muy fuerte (aparato represor de la Iglesia que tortura y quema a cualquiera que considere hereje o en pecado), aparece la figura de Erasmo de Rotherdam, un religioso que comienza criticando la pomposidad de la Iglesia. Erasmo habla de una Iglesia enriquecida que se ha olvidado lo esencial de su función, que ha olvidado la humildad y la sencillez de Cristo y que está más apegado a los bienes materiales de este mundo. El Lazarillo está plagado de huellas erasmistas.
A causa de todo esto es que el autor esconde su identidad. Sabe que puede ser castigado por estas críticas duras que hace en su novela. Este anonimato nada tiene que ver con el anonimato medieval. En la Edad Media no se firmaban las obras en su mayoría, porque no era esperable que el autor sobresaliera, ya que todo debía ser hecho para la obra de Dios. También tenemos que tener presente que la mayor parte de las creaciones literarias medievales son orales, porque no era un bien común la escritura, así que nadie era dueño de esa producción que se iba modificando de boca a boca.
Estructura
Esta novela está estructurada exteriormente, en tratados que son escritos con fines didácticos donde se diserta sobre un tema. Por lo tanto vemos que el propósito de Lázaro es enseñar sobre la vida a través de su vida. “Cada uno es producto de sus obras” parece ser una sentencia del Renacimiento; y el prólogo del Lazarillo, escrito por el personaje que asegura que es posible “con fuerza y maña” aún teniendo a la Fortuna contraria a ellos, “remando” salir “a buen puerto”. Este es el propósito del personaje al contar la novela, mientras que el propósito del autor es la denuncia.
Son siete tratados los que encontramos en ella. Casi se podría decir que en cada tratado a un amo, excepto en alguno de ellos que hala de dos amos, pero uno de ellos es tan insignificante que no se hace un tratado de él. En realidad Lázaro pasa por manos de nueve amos.
Son los tres primeros amos y tratados los que marcan su vida infantil. Los otros marcan su vida juvenil.
En los tres primeros tratados, Lázaro sólo busca alimentarse, corre una carrera contra el hambre, y es el hambre quien mueve sus pasos. En cambio en los otros cuatro tratados, el hambre parece estar resulta y ahora hay otros intereses.
Lazarillo de Tormes - Análisis tratado I (1°parte)
Tratado primero: Presentación de Lázaro
Trabajo realizado por la Prof. Paola De Nigris
Los tratados comienzan con un paratexto, en este caso dice “cuenta Lázaro su vida y cuyo hijo fue” que en realidad no parece adelantar nada importante sobre el contenido de lo que va tratar. Toda la novela va a hablar de eso. Esto ya predispone al lector a la burla, ya que éste, acostumbrado a las novelas de caballerías que solían comenzar con un paratexto que anunciaba el episodio central, encuentra aquí el mismo mecanismo, pero si bien es cierto que esos paratextos no decían mucho, nunca eran tan vacíos como éste.
La narración comienza abruptamente, con una conjunción adverbial, como si hubiera una conversación previa. Esta conversación está dirigida a la figura del narratario (aquel a quien está dirigida la historia), figura que no aparece comúnmente en las narraciones, lo que hace que esta novela tenga un carácter epistolar (carta). Este narratario es “vuestra merced”, un burgués que le ha pedido a Lázaro que le explique cómo es posible que su mujer le engañe con el Abad. Seguramente, el burgués ocioso, deseaba conocer los pormenores del adulterio, pero Lázaro responde con su vida, demostrando que esta situación no es más ue una nimiedad ante las desgracias y desventuras que él ha tenido que pasar. Él es un producto de la sociedad injusta “ante todas las cosas” y si ha llegado allí ha sido “remando” en la vida, para llegar a buen puerto.
Él comienza su relato desde algo tan esencial como es el nombre. Lázaro no se llama así, así le dicen; es su apodo. Por lo tanto, a Lázaro le está vedado hasta su propio nombre, su identidad. Él es alguien, por la mirada de otros, otros han determinado su identidad. Esto va en relación con el nombre “Lázaro”. Éste es un nombre bíblico. Es un personaje de los Evangelios que Cristo resucita. De la misma manera este niño tiene dos nacimientos, uno es el biológico y otro el de pícaro. Volverá a la vida, pero no como el Lázaro bíblico para hacer el bien, sino, irónicamente, para sobrevivir a como de lugar. Por eso es un anti-héroe, porque encarna todas las cualidades negativas de una época, de una sociedad.
Ironizando las novelas de caballería, Lázaro anexa a su nombre, el del río en que nació. Era una práctica común de los caballeros, anexar el nombre del lugar en que habían nacido para realzar ese lugar con sus hazañas, una vez que cobraran nombre y fama de héroes, pero como Lázaro es un anti-héroe, lo que logra con este efecto es comicidad, burla despectiva a las clases superiores, aristocráticas, y a los personajes que se destacaban por sus buenas hazañas. Las hazañas de Lázaro son para sobrevivir él, no para lograr “fama y nombre”, y no son heroica, sino muchas veces son cosas que a la sociedad desprecia.
En línea de la ironía, que es un recurso literario por el cual se sugiere lo contrario a lo que se dice, Lázaro anexa el nombre de sus padres a su presentación, como si estos fueran de alcurnia, aristócratas importantes. Sin embargo, el nombre sugiere la vulgaridad de ellos, son Pérez y González. Algo parecido sucede con el nombre de la aldea, el nombre de un pueblito desconocido, pero adjuntado al nombre de Salamanca, parecería darle prestigio a la aldea.
Desde su nacimiento le está negado lo esencial, su nombre, una descendencia digna, un lugar al menos conocido, e incluso un nacimiento recibido con agrado. Lázaro no tiene en el momento del nacimiento el apego emocional que debería tener, la madre bien puede sustituirse por el río, y el padre es una figura ausente como veremos más adelante y como Lázaro adelanta cuando dice “que Dios perdone”. La madre tiene el parto casi sin darse cuenta, no lo espera realmente, la agarra desprevenida “una noche en la aceña, preñada de mí, tomóle el parto y parióme allí”. La utilización de los verbos unidos por la conjunción “y” muestran esta sorpresa del parto. Esto nos muestra el desapego de esta madre.
Lázaro hasta tiene vedada su voz, y por lo tanto su posibilidad de mostrar emociones, y estas se muestran en las palabras que utiliza, como una especie de venganza del mundo que lo margina. Así su madre no estará embaraza, estará “preñada” como si ella fuera una vaca y él un ternero, siendo ambos puestos a un nivel de animales. Muchas veces, ante hechos fuertes, Lázaro no se permitirá expresar emociones, sino sólo las dejará entrever a través de palabras.
Es interesante ver, antes de seguir adelante, que Lázaro pasa de su nacimiento directamente a los ocho años. Y el tratamiento del tiempo en toda la novela será un tema interesante a apreciar, porque el tiempo será el tiempo del hambre. En el primer tratado el tiempo pasará lentamente, casi no se hará mención a él. En el segundo tratado el tiempo está medido en días, y será medido con precisión, mientras que en el tratado tercero, el tiempo se menciona por horas, porque el hambre apremia.
Volviendo a las figuras parentales la figura del padre será también otra clave en la vida de Lázaro para explicar cómo a pesar de las carencias él logra salir adelante. El padre es un trabajador, hace quince años que trabaja en un molino. No es un vago, ni un delincuente, sin embargo se ve en la obligación de robar para poder alimentar a su familia. Ese es el ambiente en que Lázaro crece. Dice Lázaro que al padre le acusan de unas “sangrías mal hechas” en los costales. Se las “achacaron” como si no fuera culpable, rodeando la imagen del padre de una atmósfera de inocencia a pesar de que el padre las confiesa luego. De esta manera Lázaro comienza a descubrir que la realidad en que se mueve es injusta. No importa que seas honesto, trabajes y te esfuerces durante años, aún te tendrás que ver obligado a robar en esta España empobrecida.
Es interesante reparar en la metáfora “sangrías mal hechas”. Las sangrías eran una práctica médica que consistía en hacer pequeños tajos en los brazos del enfermo. De esta manera la sangre salía y se limpiaba. Por lo tanto una sangría mal hecha podría equivaler a la muerte. En este caso el tajo en los costales son sangrías mal hechas porque equivalen a la desgracia del padre y de su familia. Este episodio en la vida de Lázaro es vivido por él de manera sorpresiva, rápida, e inevitable, y esto se ve en la polisíndeton (la reiteración de la conjunción “y”) unida a los verbos (“y confesó y no negó y padeció”), dándole agilidad a la acción e imitando así el lenguaje infantil tal como lo sintió Lázaro.
El narrador no pierde ocasión de burlarse de las Escrituras, o por lo menos de la interpretación que se hace de ella, mostrando que la misma es fácil de torcer. Dice que su padre “padeció persecución por justicia” y luego agrega “espero en Dios que está en la gloria, pues el Evangelio los llama bienaventurados”, asegurando que según la Biblia su padre debería estar en la gloria porque padeció persecución por justicia. El narrador hace referencia a las bienaventuranzas que Cristo hace en el sermón del monte (intertextualidad con el Evangelio de Mateo), pero en ese caso se habla de aquellos que padecen la persecución a causa de la justicia divina, es decir por llevar el Evangelio a los otros. Lejos está el padre de Lázaro de caer preso por hacer el bien.
La pena del padre es el destierro. Con esto debe ponerse al servicio de un caballero, y de alguna manera esto se transforma en una profecía del destino de Lázaro, que también tendrá que servir a amos para sobrevivir. De todas formas eso no dura mucho, ya que como acemilero (cuidador de las mulas) va a la guerra y allí muere podría decirse de casualidad. Esta falta del rol paterno nos muestra la carencia de Lázaro de una persona que le enseñe a manejarse en la vida, ya que esa es la función de un padre.
Ante esta pérdida, la madre intenta cambiar de vida. Lázaro, una vez más negando sus sentimiento dice “mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese”, como si él estuviera por fuera de esta situación, si no estuviera implicado en ella. Lázaro asegura que su madre determinó “arrimarse a los buenos” y esta expresión se vuelve muy oscura dado el tono de toda la novela. Podría tomarse literalmente, y decir que la madre realmente intenta seguir por un camino honesto y por eso se pone a trabajar rectamente. Pero también, dado que empieza a frecuentar las caballerizas y conoce a Zaide, hace pensar que tal vez la frase fuese irónica, y que la madre hubiera tenido que llegar a prostituirse.
Entre Antona y Zaide se da una relación afectiva, pero teñida de lo material. Lo mismo pasa con Lázaro y Zaide. Este hombre negro, tiene un origen moro, por lo tanto pertenece a una cultura diferente a Antona. Pero aún siendo diferentes, forman una familia. La forma en que Zaide entra en el hogar es lentamente, y se presenta con comida en principio, y luego con abrigo. Al principio, Lázaro tiene miedo, precisamente por la apariencia física de Zaide, pero a medida que descubre que la condición de ellos mejora, cambia el afecto de él hacia Zaide. De esta manera, Lázaro asocia el amor a las cosas materiales que puede recibir.
La segunda figura paterna también está asociada al mundo de la delincuencia, pero con la impronta de ser un trabajador, cuyo trabajo no alcanza para mantener su hogar. La historia de su padre se repite y se reafirma. Este hombre roba no sólo para abrigar y dar de comer a su familia, sino también para vender lo robado. Esto es diferente al padre, es como si este ambiente de delincuencia se hubiera agravado, y aún más porque ahora Lázaro está implicado en él. Él debe vender, a veces, algunas herraduras robadas. La madre ahora es claramente cómplice de estos robos, pero teniendo en cuenta que todo esto es por una causa noble, por lo menos así lo presenta Lázaro, incluso lo justifica diciendo “esclavo del amor le animaba a esto”.
Otra vez sufre la pérdida de esta figura, otra vez se le niega la posibilidad de un padre. Esto explicará la importancia de la figura del ciego.
Lazarillo de Tormes - Tratado primero (2° parte)
Tratado primero – Lazarillo de Tormes
Trabajo realizado por la Prof. Paola De Nigris
Presentación del ciego y despedida de la madre
Una vez que Lázaro pierde su segunda figura paterna, la madre determina ir a servir a un mesón, tratando de “evitar el peligro”. Así sirve, Lázaro ayuda y conocen un día a un ciego que viene a posar una noche. Este personaje será para Lázaro un padre, aquel que le enseñe el oficio de pícaro, lo inicie en este mundo y le de las herramientas para vivir en él.
La ceguera en la literatura es algo tradicional. Desde la época griega, se consideraba que el ciego era una persona que tenía poderes especiales. Justamente, por ser ciego y tener impedida uno de los sentidos más importantes para el hombre, se creía que los dioses los compensaban con la posibilidad de ver más allá que el resto de los mortales, y por eso se los asociaba a la adivinación. No es casual que este ciego viva de la adivinación, basándose en esa creencia popular, pero en realidad serán mentiras y estafas las que hará a quien requiera de sus servicios. Sin embargo, en la vida de Lázaro, el ciego le profetizará el futuro cuando le diga “que si hombre en el mundo ha de ser bienaventurado con vino, que serás tú” y en otro momento “A lo menos, Lázaro, eres en más cargo al vino que a tu padre, porque él una vez te engendró, mas el vino mil te ha dado la vida”; así Lázaro terminará su vida vendiendo vino, siendo esta profesión la que le permitirá sostenerse dignamente.
El ciego aparece y ve a Lázaro con buenos ojos, así se lo pide a su madre para que le sirva. Este diálogo entre el ciego y Antona se muestra a través de las palabras de Lázaro narrador, en la forma de discurso indirecto libre. No sabemos exactamente las palabras de los personajes, sino por fragmentos. Sin embargo, el Lázaro personaje no habla directamente. No hay lugar para escuchar su voz en algo tan importante como es su futuro. No sabemos cómo se sintió, qué quería, si le dolió. Lázaro personaje parece no poder opinar. Pero Lázaro narrador deja entrever algunas cosas a través del lenguaje. El ciego lo pide para “adestrarle” y no para enseñarle, si bien la palabra está adecuada en su contexto, deja entrever la relación Lázaro/animal. La madre lo “encomienda”, no lo da en adopción, casi como se encomendaría un paquete. Así se siente Lázaro ante esta situación.
A su vez, este diálogo revela otra de las lecciones que empezará a aprender Lázaro y es que el mundo es hipócrita, y que para conseguir algo es necesario disfrazar la realidad. La madre la disfraza cuando le dice al ciego que el padre era “un buen hombre”. No es que no lo fuera, pero tampoco es tan cierto esto. Era un trabajador, pero también era un ladrón, y así la realidad se hace compleja. Le dice que fue muerto “por ensalzar la fe”, eso tampoco es del todo cierto. Si bien estuvo en la guerra, no estuvo peleando, sino cuidando las mulas de un caballero. Y en este contexto, la expresión “confiaba en Dios no saldría peor hombre que mi padre”, termina siendo cierta, pero con lo dicho anteriormente, sería interpretada de manera diferente. Termina pidiéndole al ciego algo que resulta paradójico si se toma literalmente, le pide que “mirase por mí”, esto muestra el desapego de la madre, que aún le afirma que “era huérfano”, siendo que Lázaro tiene una madre.
La respuesta del ciego también está cargada de ese disfraz. Él se compromete a cuidarlo y agranda la situación al decirle que “no por mozo, sino por hijo” lo toma. Esto es cierto y no lo es. Lo castigará, lo maltratará, se burlará de él, sin embargo, como un padre terrible, despiadado, le enseñará todo lo que necesita para moverse en este mundo. Le dará las herramientas para subsistir. Le mostrará el camino como no pudo hacerlo ninguno de los padres que tuvo hasta el momento.
Así Lázaro comienza esta nueva vida marcada por esa antítesis “nuevo y viejo amo”, será una nueva vida para él, por lo dicho anteriormente, y a su vez, la expresión “viejo amo” nos muestra la experiencia que este personaje tiene en estos artilugios que en breve saldrán a la luz.
De la despedida con la madre resulta una de las lecciones que Lázaro aprenderá vivencialmente con el ciego en el episodio de iniciación a su nueva vida, que es el episodio del toro. La madre llora al despedirse, sin embargo, las palabras que usa con Lázaro son duras, porque también la situación lo es. Ella sabe que no habrá otra posibilidad de encuentro, así que Lázaro está muriendo a su vida anterior. Ahora deberá enfrentar una vida nueva, sin la presencia materna, aún cuando la madre no es una presencia significativa, hasta ahora ha procurado alimento y cuidados para él, y por lo que hemos visto, Lázaro no ha vivido maltrato físico, como comenzará a vivir en su nueva condición.
Ella le dice tres cosas: “procura ser bueno y Dios te guíe”, “Criado te he y con buen amo te he puesto” y “válete por ti”. La primera depende de su comportamiento para ser ayudado por Dios, la segunda es referida a su responsabilidad como madre, y la tercera es la lección más importante, es como el secreto, la lección que Lázaro necesitará que quede marcada a fuego en su cuerpo, para poder comprender en el mundo en que va a pasar a moverse: válete por mí. A partir de ahora está solo, y eso lo va a aprender cuando el ciego lo inicie. Así que ni Dios, ni la madre, ni el ciego van a poder ayudarlo, él debe aprender a mirar por sí mismo, a buscar lo que necesita, a sobrevivir, sin confiar realmente en nadie.
Episodio del toro
Este episodio es la iniciación a la vida de pícaro, y tendrá una carga simbólica importante. En primer lugar deben cruzar un puente, que es un pasaje que permite salir de un lugar y llegar a otro. Este pasaje será simbólico de ese pasaje que Lázaro va a hacer de una vida a otra, de una condición a otra. Por otra parte, el puente es un pasaje sobre un río. Así la presencia del río recuerda aquel río en el que nació. Lázaro va a tener un nuevo nacimiento después de este episodio.
Al salir de Salamanca y cruzar este puente, hay un toro de piedra. El toro es otro animal simbólico en España. Sabemos que las corridas de toros son una pasión española porque implican enfrentarse con un animal fuerte, que arremete, en donde se pone en juego la valentía y la destreza del torero. Así será la realidad y la vida a la que Lázaro se va a enfrentar, fuerte, despiada, que arremete contra todo, y que no tendrá piedad por él, ni aunque sea un niño, y a esa realidad él tendrá que enfrentarse con valentía, con astucia, con destreza, como lo haría un torero.
El ciego le pide que se acerque al toro para oír lo que hay dentro. Apela al mundo infantil y mágico que todo niño ha de tener. Un mundo idealista, ingenuo, y ese será el mundo que el ciego va a destruir al golpearlo contra la piedra, algo material que debe quedar marcado en el alma, en la vivencia y en el cuerpo de Lázaro. No se puede ser ingenuo y mágico en una realidad en la que te tenés que valer por ti. Y es en la cabeza donde debe darse el golpe, porque es la cabeza la que debe despertar. El golpe retumba en él como una “calabazada”, como si algo dentro de él se hubiera roto en mil pedazos. Nada puede quedar en su lugar después de este episodio.
Una vez dado el golpe, aparece la burla. Así son las lecciones del ciego, siempre terminan con la burla. Lo que en este momento le dice es la lección más importante y la que define a un pícaro: “necio, aprende, que el mozo del ciego un punto ha de saber más que el diablo”. Es necesario ser más rápido, más astuto, más perverso, más vivo que el mismo diablo, saber aprovecharse de las circunstancias, mentir, engañar, sin importar el otro, aprender a sacar ventaja de cualquier situación. Esto es un pícaro, alguien más rápido que el diablo.
Lázaro comprende la lección cuando asegura que en ese instante “desperté de la simpleza en que como niño dormido estaba”, y termina concluyendo lo que su madre le había dicho momentos antes “solo soy y pensar como me sepa valer”. Este es su nuevo nacimiento, uno en el que debe moverse en soledad, desconfiando de todo.
Episodio del poste
Así como el episodio del toro es la iniciación a la vida de pícaro, el episodio del poste, el final, es la graduación, y por esa razón tendrá innegables similitudes.
Luego de pasar por una serie de lecciones, en las que Lázaro va puliendo su técnica de engaño y aprendiendo de esta realidad cruel en la que se encuentra y se encontrará inmerso durante toda su vida, Lázaro llega a determinar dejar a su amo, cuando se siente preparado para hacerlo.
Espera la circunstancia, aprende a valerse de ella, como el ciego aprovechó la circunstancia del toro para hacerle la broma. Las circunstancias en este episodio es que había llovido mucho, y aún seguía lloviendo, y encima venía la noche, por lo tanto había cierta presión para apurarse. Estas circunstancias son repetidas insistentemente por el Lázaro narrador, como si quisiera despertar al Lázaro personaje, que no se da cuenta de estas ventajas hasta que descubre que el ciego tiene cegado el entendimiento. Últimamente, como pequeñas venganzas, Lázaro llevaba al ciego por lugares difíciles de caminar, y el ciego lo sabía. Se quejaba, pero Lázaro aseguraba que no había otra forma, y que buscaba el mejor camino. En este caso hace lo mismo, y era de suponer que el ciego se daría cuenta, pero no lo hace. Cree en la excusa de Lázaro, es decir, ha mejorado su capacidad de engañar. Y así como en el episodio del toro el ciego se vale de su ingenuidad, aquí Lázaro se vale de la ingenuidad del ciego. Le asegura que hay un paso por donde pasar en el que no se van a mojar, y cuando ve que el ciego alaba la bondad y el cuidado de Lázaro, ahí percibe la oportunidad.
Elije para la venganza un “pilar o poste de piedra”, igual que el toro que era de piedra. Y así como el ciego despertó a Lázaro enfrentándolo a la dureza de la piedra, así despertará, o mejor dicho, dormirá al ciego con la dureza de la piedra. La piedra ahora será más dura que la de la primera lección.
Lázaro se pone detrás del toro “como quien espera tope de toro”. Con esta comparación se teje un puente con la primera lección. Ese toro, esa realidad que lo arremete, y que se encarnó en este tiempo en la figura del ciego, ahora será enfrentada por Lázaro cual si fuera un torero, mostrando que sabe cómo ganarle a esa realidad, que de alguna manera, sin quererlo realmente, el ciego le enseñó.
Le dice que salte con “todo lo que podáis”. La ambigüedad de sentimiento se vislumbra en la expresión “pobre ciego como cabrón”. Parece haber en esta una cierta compasión, pero también toda la rabia que esta figura le transmite.
Igual que en la primera lección aparece la palabra “calabazada”, mostrando que aquello que pareció romperse en la cabeza de Lázaro, ahora se rompe en la cabeza del ciego. El aprendiz superó al maestro, y aquello que a Lázaro lo despertó, al ciego lo durmió.
Y al final, como sello de esta graduación aparece la burla, guardada, resentida, que sale cuando menos se espera. La burla a la sagacidad que el ciego ha perdido en este instante, y que le valió este golpe que lo dejó medio muerto.
ANÁLISIS DEL TRATADO I
ESCRITO POR AIRIÑOS
ANALISIS DEL LAZARILLO DE TORMES:
TRATADO I: “Cuenta Lázaro su vida y cuyo hijo fue”
Estructura del Tratado I
La biografía contada de Lázaro es por un lado una herencia de malos hábitos y por otro la historia de un proceso educativo que entrena el alma para el deshonor. Siguiendo esta pauta es posible identificar dos partes del Tratado I: por un lado la historia familiar del muchacho y por otro lado su asentamiento con el ciego.
Su origen: la historia familiar de Lazarillo
El título del tratado nos aporta algunos datos sobre lo narrado en este capítulo. Primeramente tenemos la mención del personaje protagónico por medio del nombre, luego dice que dirá quiénes son sus padres, “cuyo hijo fue” y que contará su vida. En realidad, en este tratado contará su nacimiento y el comienzo de su vida de pícaro.
El relato comienza con un “pues” que establece la relación con el Prólogo que lo antecede y nos hace notar la continuación de un razonamiento. Sus palabras tienen un destinatario, que desconocemos y a quien trata con respeto: “vuestra merced”.
El primer dato que aporta es el de su nombre, o más bien cómo le dicen ya que indica “ a mi llaman Lázaro de Tormes”, no sabemos si es nombre o sobrenombre. El mismo tiene reminiscencias bíblicas y relación con su primer oficio: ser guía de un ciego (definición de lázaro). El segundo dato que aporta es el lugar de origen, Tormes. La forma en que el dato nos es presentado tiene relación con la forma en que lo hacían los protagonistas de las novelas de caballerías, notándose cierto dejo irónico, dado que su vida y nacimiento nada tienen que ver con la de un héroe caballeresco. El sobrenombre “de Tormes” lo toma por haber nacido en dicho río, relato que hace en forma muy veloz, como su propio nacimiento, contando este hecho sin detalles: “preñada de mi, tomóle el parto y parióme allí”
Posteriormente nombra a sus padres, de quienes nos dice sus nombres y su lugar de origen. Interesa resaltar la sencillez de dichos nombres: Tomé González y Antona Pérez. Son nombres comunes, de un solo apellido que indican que no son personas de alto nivel social.
Se menciona que su padre trabaja como proveedor de un molino, “fue molinero durante quince años”. Al recordar el hecho y mencionar al padre se observa una anticipación de que cometió alguna falta al decir: “Mi padre, que Dios lo perdone”.
Luego del nacimiento salta, cronológicamente, hasta la edad de ocho años, lo cual gana en verosimilitud porque es la edad de la memoria y es creíble que el protagonista recuerde lo que sucedió: el apresamiento de su padre. La frase utilizada es que “achacaron a mi padre” lo cual indica, por un lado cierta duda si realmente realizó o no el delito y por otro la inocencia de un niño de ocho años. El delito se describe como “sangrías” utilizando el término popular que hace referencias a los cortes de cirujanos o barberos para aliviar dolores. Estas sangrías (simetría con el padrastro y con él mismo que también las realizan) hechas por el padre fueron “mal hechas” observándose la ambigüedad del lenguaje ya que el término alude a que fue descubierto y por otro lado señala una falta moral. A partir de allí las acciones son sucesivas y la utilización del polisíndeton cumple la función de marcar la rapidez con la que se realizaron. Se afirma, “confesó e no negó”, recordando la figura de Cristo y posee reminiscencias bíblicas (San Juan y San Mateo). Asimismo se señala que “padeció persecución por justicia”, se apela al doble sentido ya que se procura hacer referencia a la Justicia como valor, pero su sentido lineal referiría a los ejecutores de la misma. Su castigo es el destierro, lo que lo aleja de su familia, “por el desastre ya dicho”, observándose nuevamente la ambigüedad del lenguaje dado que el término desastre puede aludir por un lado al acontecimiento familiar y por otro al desastre de la armada de la expedición de Gelves. Al ser desterrado pasa a servir a un caballero y su función es la de cuidar las mulas de carga “acemilero” y por éste motivo debe seguir a su señor cuando este va a “cierta armada contra los moros”. La muerte le llega como “leal criado”, observándose un tono irónico dado que se apunta a la situación desvalida de los sirvientes de los caballeros, que aún sin desearlo debían acompañar a sus amos en las batallas.
Al morir el padre (“feneció su vida”) hecho que parece no despertar emociones en Lázaro, tal vez por la edad que tenía cuando la separación; su “viuda madre” se ve “sin marido y sin abrigo”, es decir necesitada de protección. Por este motivo decide “arrimarse a los más buenos” consejo que seguirá Lázaro en el Tratado VII que tiene corte popular.
Está decisión trae aparejada un gran cambio en la vida de ambos ya que emigran del campo y “vínose a la ciudad” (se observa cómo el futuro de Lázaro se encuentra en la manos de su madre, ella es quien realiza las acciones). Allí alquila una “casilla” diminutivo que da cuenta de la pobreza así como del tamaño. Se hace presente nuevamente el polisíndeton “y” para referirse a lo rápido de las acciones. Debe salir a trabajar y se dedica a “guisar de comer a ciertos estudiantes” y a lavar. El adjetivo “ciertos” alude a la mala fama de éstos, tan lejano de su intención de acercarse a los buenos. Estas labores la llevaron a “ir frecuentando las caballerizas”, frase llena de ambigüedad. El gerundio “frecuentando” y la noción de lapso temporal que implica es complementado con la alusión de que ella y un hombre “vinieron en conocimiento” refiriéndose a la dupla necesidad/ocasión y al sentido bíblico de estrechar relaciones (relacionamiento sexual)
Este hombre era un “moreno de aquellos que a las bestias curaban”, la tarea que desempeña nos indica lo descendido que se encuentran en la escala social. La relación del moreno con Lázaro se presenta como una evolución evidenciada a través de los calificativos empleados para con el hombre: inicialmente se habla del temor que surge por un elemento objetivo su color y por uno subjetivo el “mal gesto”; en un segundo momento ese miedo es cambiado por cierta simpatía ya que desde los ojos de niño se ve cómo la situación mejora por los alimentos que el mismo trae (“vi que con su venida mejoraba el comer”) y por último surge el cariño supeditado a su estómago “fuile queriendo bien”, el gerundio muestra la transformación gradual. Desde aquí ya se observa el hambre como motor de la acción y de la afectividad.
De la relación entre la madre y el Zaide nace un “negrito muy bonito”. Lázaro ha asumido al moreno como padrastro y el nacimiento de un hermano le produce alegría e incluso ayuda a cuidarlo. Se narra un hecho gracioso relacionado con el color del Zaide, y que da lugar a una reflexión sarcástica del pícaro adulto o del converso: “cuántos debe de haber en el mundo que huyen de otros, porque no se ven a si mismos”; y que se ve complementado con el posterior comentario de la falta del padrastro en tanto “esclavo del amor” con la de los frailes y los clérigos.
Por primera vez nombre al moreno “Zaide” (Señor en árabe, irónico nombre para un esclavo. Se enumeran los alimentos que hurtaba Zaide que era para alimentar a las bestias, observándose un robo por necesidad. También se presenta la justificación de dicho robo mencionando por primera y única vez en el texto al amor, “pobre esclavo del amor”. Dos son los castigos que recibe el moreno, por un lado físico “azotaron y pringaron” y por otro afectivo ya que es separado de su familia. Segunda separación para Lázaro por similar motivo. El propio niño es interrogado y en su inocencia confiesa, su madre es amenazada y se aleja para por un instinto de supervivencia (“soga tras el caldero”) y para cuidarse de las “malas lenguas”.
Se hace uso en este caso de la elipsis narrativa reduciendo los hechos a unos pocos datos relevantes, por ejemplo la mención del mesón de la Solana y que allí terminó de criar a sus hijos y cómo su hijo mayor la ayudaba en sus tareas. Hasta aquí se extiende la apertura del Tratado I.
En esta situación, trabajando en el mesón, es que lo encuentra el ciego. Este personaje es típico de las novelas picarescas, vive del engaño con oraciones destinadas a distintos usos que muestran su falsa religión y cuya característica principal es la avaricia. Este personaje será determinante en la vida del protagonista ya que es quien lo introduce en condición de pícaro.
Al ser pedido a la madre para “adestralle”, como compañía, esta no duda y asiente inmediatamente, “me encomendó a él”; para convencer al ciego que ha hecho una buena elección la madre menciona el origen de Lázaro de forma irónica: su padre fue un “buen hombre” y murió cierto en la de Gelves, pero no para “ensalzar al fe” sino porque estaba obligado a ir, completando la ironía al referirse a Lázaro: “no saldría peor que mi padre”. La función de la madre queda en este momento delegada y ella mismo lo llama “huérfano”, procurando mover a piedad al ciego. Este responde con aparente afectividad y afirma que lo va a tratar “como a un hijo”, sarcasmo que le funciona con la madre. Así Lázaro se unirá a su “nuevo y viejo amo” (antítesis, expresión binaria su relación con el ciego es nueva pero éste es un anciano)
Cuando Lázaro se despide de su madre, ésta le da los últimos consejos al enmarcar el futuro de la relación entre ellos “no te veré más” y le pide que sea “bueno” término que refiere tanto a lo moral como a lo social, recordándole su misión de “arrimarse a los buenos”. Lo encomienda a Dios y no al ciego. Esta intervención muestra que la afectividad no es característica de los personajes madre/pícaro en la novela picaresca. Aunque no tiene la certeza, le dice a Lázaro, con “buen amo te he puesto” aludiendo posiblemente a la bondad por un lado y por otro a que ayudará a su hijo de salir de la pobreza. Se despide dándole un último consejo, “válete por ti mismo” lo prepara para la soledad y los peligros que vivirá. El protagonista se aleja de su madre y de Salamanca comenzando una nueva vida.
Vida junto al ciego. Burlas.
Es al lado de este ciego que la vida exige para mantenerse en ella: paciencia, disimulo y engaños (“punto por arriba del diablo”). La rivalidad entre el ciego y su destrón está presente en la narrativa popular y el autor aprovechó dicha pareja folklórica para mostrar el fracaso de una vida, en parte por un extravío educativo. Así al final del primer tratado, predeterminado por la sangre y guiado por el ciego, la suerte de Lazarillo ya está echada.
Dicho aprendizaje se dice habitualmente que transcurre entre dos hechos simétricos y de carácter popular, la calabazada inicial propiciada ante el toro de piedra (del ciego hacia Lázaro) y el golpe del poste que el protagonista le propicia a su amo. Esta correspondencia o intención de simetría por parte de la autor, fundamentada en el hecho de que es raro que un niño de la zona no conozca la treta inicial, se ajusta al esquema folklórico burlador/burlado. Sin embargo la maestría del autor se centraliza en la introducción de otros elementos que alteran y complejizan el esquema inicial. Siempre con un afán docente, las tretas intermedias no se sumarán simplemente sino que funcionarán como piezas de un conjunto.
Es posible establecer el siguiente esquema de tretas:
1) Toro ...................... golpe
2)
No hay desenlaceFardel.....burla
3) Monedas....burla
4) Jarro....................... crueldad
5) Uvas........................ ingenio/gracia
6) Longaniza................... clímax
7) Poste....................... golpe
En la disposición de las burlas observamos que las dos primeras resultan favorables para Lázaro: el niño debe olvidar el golpe inicial y volver a vivir descuidado de esa manera podrá sucederle el nuevo descalabramiento del jarro del vino. Por su parte el ciego también va realizando una evolución ya que la del fardel no es advertida y la de las blancas genera la reflexión del mismo.
En cuanto a la treta de las uvas, basado en el folklórico reparto ventajoso de alimentos hace suponer que fue incorporado allí por su belleza y perfecta construcción mental, destacándose por la gracia y el ingenio.
En el episodio de la longaniza se logra el climax (se observa la astucia de Lázaro de negar a través de la verdad, y la astucia del ciego de descubrir que era él quien había realizado la sustitución entre el nabo y la longaniza y se la había comido).
La vida de Lázaro va acompañada de la burla ascendente. La primera la del fardel el ciego no la advierte, la segunda da reflexión del amo, la tercera se resuelve con ingenio- gracia, para que así a través del contraste se resalte la crueldad del jarro de vino y con el castigo no inmerecido pero sí excesivo que conduce al resentimiento de Lázaro.
Episodio del Toro de Piedra
Es el primer episodio que le sucede a Lázaro con el ciego. Se produce un desplazamiento espacial, que implica un desapego de la historia anterior y que simboliza la ruptura con su pasado.
La primera enseñanza del ciego apunta al hecho que el niño debe saber defender a su amo, debe “saber un punto más que el diablo”. El golpe que le propició el ciego contra el toro de piedra provoca un cambio en el protagonista quien “desperté de la simpleza” haciendo alusión a su ingenuidad y complementada con la metáfora “dormido”. Asimismo recuerda el consejo de su madre respecto a su soledad en el mundo. Por lo tanto se trata de un despertar en dos niveles: soledad y astucia. Aquí comienza su vida de pícaro (“Después de Dios, éste me dio la vida) y la formación que le dará el ciego será a través de refranes y crueldad para la “carrera de vivir”. Con antítesis “siendo ciego me alumbró” y también como metáfora de nacimiento hace referencia a la importancia de sus enseñanzas que junto a la metáfora “carrera de vivir” se alude a la competencia y el individualismo.
Luego de una reflexión que corresponde al presente de la narración donde se presenta como ejemplo de virtud ya que será uno de los hombres que sabe “subir siendo baxos”, pasa describir al ciego. Lo menciona como “el bueno de mi ciego” sentimiento que cambiará con el tiempo y con el convivir. Se produce una exageración o hipérbole al indicar que “desde que Dios creó el mundo, ninguno formó más astuto ni sagaz”. Lo compara con un águila y hace una crítica a la iglesia al hablar de su falsa religiosidad, la fe al servicio del engaño. Su capacidad se refleja en la hipérbole “ganaba más en un mes que cien ciegos en un año” y se presenta como un indicador de la avaricia que lo caracterizará y que el narrador protagonista reconoce al caracterizarlo como “avariento y mezquino”.
En su oficio de dar oraciones sus principales “clientes” eran las damas, teniendo solución para cada uno de sus malestares: mal casadas, las que no paría, las que estaban en trabajo de parto, etc. Será esta avaricia y el hambre que hace padecer a Lázaro, el móvil para las “burlas endiabladas”, que como nos anticipa, no fueron todas positivas para joven.
Episodios del fardel y de las monedas
La primera de las “burlas endiabladas” es la del fardel al que le realiza “sangrías”, al igual que su padre pero con la diferencia que las hace bien. Se produce una antítesis entre ”todo el mundo” y él y la hipérbole que indica su astucia, ya que nada puede sacarle ni una migaja mientras él con la astucia, ya aprendida del ciego, le logra sacar del fardel pan, torrezno y longaniza. Se convierte en un ladrón porque el hambre lo motiva. El fardel es categorizado como avariento, el elemento toma la característica del dueño, el ciego..
La segunda de las burlas es la de las monedas con las que le pagan al ciego por las oraciones, al quedarse con la mitad del dinero, el ciego piensa que le están pagando la mitad y lo acusa de la mala suerte que lo acompaña.
Se debe recordar que ambas tretas fueron favorables para Lázaro.
Episodio del Jarro del Vino
Lo característico de este episodio es el juego de astucias que se establece entre Lázaro y el ciego y para ello es posible dividir el episodio en cuatro momentos: el primero referente a la introducción del episodio, un segundo punto consistente en el episodio o aventura en si misma, su desenlace y por último una conclusión o moraleja.
El narrador nos introduce en la temática al contar la pequeña astucia de Lázaro de beber unos tragos de vino del jarro del ciego, sin que éste se diera cuenta; lo hace mediante la metáfora: “besos callados”, aludiendo a lo silenciosa de la metodología pero al mismo tiempo al placer y gusto que le proporcionan. Se observa la astucia y desconfianza del ciego al sustituir la visión del nivel de la botella por una cuenta precisa de los tragos dados. Tornándose más astuto que el ladrón, mantiene su botella entre sus manos con lo que fuerza al mozo a establecer una estrategia superior para obtener la bebida, el ingenio no le falta a Lázaro quien se siente atraído como un “imán” por esta bebida (comparación). La paja de centeno le servirá por poco tiempo ya que el ciego pondrá el jarro entre sus piernas, “obligando a Lázaro” a una treta mayor. Es posible distinguir cierta gradación tanto en la astucia de Lázaro como en la precaución del ciego. El autor señala de forma hiperbólica la afición de Lázaro al vino, su adicción: “ Yo como estaba hecho al vino, moría por él”. Hasta aquí se extiende la introducción, de aquí en más el autor se centralizará en narrar el episodio en si mismo.
Dada la última precaución del ciego decidió hacer una “fuentecilla” que cubría con un tapón de cera, que al derretirse destilaba en su boca el elixir. El ciego se sorprendía ante las constantes faltas y a través de la intervención directa observamos a Lázaro en toda su astucia e ironía: “No diréis, tío, que os bebo yo -decía- pues no le quitáis la mano”. El ciego cae finalmente en la burla pero su sagacidad le aconseja ocultar dicho descubrimiento, para poder encontrar a Lázaro en el momento de su picardía. En cuanto esto sucede se produce el primer castigo brutal. Lázaro en su inocencia (y ya olvidado de la calabazada del toro) y sin saberse descubierto comienza a beber como de costumbre y demuestra su placer deteniéndose en su posición “boca arriba”, tan relajada (ojos cerrados) que resultará tan irónica. El ciego considera que es el momento apropiado y comienza su venganza tirándole con el antitético “dulce y amargo jarro” y transformando el elemento de placer en uno de desgracia.
En el episodio junto a esta antítesis se presentan un conjunto abundante de verbos que otorgan movimiento a la acción así como una serie de diminutivos (fuentecilla, jarrillo) que propician el matiz afectivo. Y en la acción que conduce a la venganza encontramos la interesante objetivación “el pobre Lázaro” que propicia por un lado la interrupción abrupta de ese regocijo descuidado (se retoma la primera persona en el momento que el jarrazo lo vuelve a la realidad)y al mismo tiempo el alejamiento de la cruda realidad. Por su parte la fuerza del golpe (irónica y antitéticamente golpecillo) es presentada a través de una hipérbole que guarda al mismo tiempo un carácter metafórico si consideramos la posición física en que Lázaro se encontraba: “el cielo con todo lo que hay en él hay, me había caído encima”. En esto consiste el desenlace del episodio.
Como consecuencia de este castigo brutal Lázaro sufre la pérdida de los dientes y varios cortes en la cara. En cuanto a las consecuencias emocionales debemos señalar que este dolor, unido a la humillación pública que padecerá (“reían mucho del artificio”), conducen a que el ciego deje de ser para Lázaro “el bueno de mi ciego” para convertirse en el “mal ciego”, el afecto se pierde y desde entonces “quise mal al mal ciego”. El castigo, merecido pero excesivo, no permite que el niño perdone a su amo y de aquí en más comenzará la venganza, pero comprendió una lección más: deberá esperar el momento oportuno para “hacerlo más a mi salvo y provecho” al igual que su instructor.
La conclusión se encuentra determinada por la intervención directa para nada casual del ciego (dado que fue quien triunfó) reafirmándole el poder que el vino tiene en su vida: “lo que te enfermó te cura”.
La relevancia de este episodio radica en que será partir del mismo el odio de Lázaro comienza a madurar y tendrá como consecuencia en su argumento la treta final del poste. Sin embargo, Lázaro no es el único personaje que se transforma, sino que la irritación del ciego también será constante y progresiva. Ambos han llegado a un punto en que uno debe acabar con el otro. Será Lázaro quien logre triunfar y lo hará con la rabia que implica el desinteresarse del amo: “no supe más lo que Dios del hizo, ni cure de lo saber”. El esquema burlador/burlado es superado
Episodio de las uvas
Es otro de los sucesos importantes en el que se muestra la astucia, donde no existe castigo pero sí enseñanza. Aprendió que “debe saber un punto más que el diablo”. El ciego lo invita a comer uvas, con una condición que ambos lo hagan una por una. El ciego comienza a tomar de a dos y Lázaro en consecuencia de a tres. El amo reacciona e increpa a Lázaro que ha comido más, viéndose la avaricia del mismo, al tiempo que la astucia queda demostrada en el cómo descubrió la estafa de Lázaro. Es importante recordar que hay quienes consideran que el mismo fue puesto allí debido a su belleza estética sin responder a una función estrictamente literaria.
Episodio de la longaniza y el nabo
Cuando Lázaro descubre que no probará de este alimento tan preciado sino que su amo le encargó que vaya por vino, decide cambiarla por otro alimento similar en forma como un nabo. Este es presentado de forma antitética en relación a la longaniza ya que es: “pequeño, larguillo y ruinoso” y que debió ser dejado allí “por no ser para la olla”; no servía ni siquiera para el guisado. Lázaro siente que es “el demonio” quien lo lleva a realizar el cambio y lo expresa a través de la metáfora “Púsome el demonio el aparejo”, es decir el motivo. La culpa entonces no es de Lázaro pues solo pensó el engaño a partir de la presencia del nabo. Hace una mención al refrán, “la ocasión hace al ladrón”.El muchacho vive sintiendo hambre, por lo que frente al alimento siente un “apetito goloso”, que provoca la pérdida del temor “pospuesto todo el temor por cumplir el deseo”.
Se producen dos acciones paralelas, mientras el ciego saca el dinero para mandarlo por vino, Lázaro saca la longaniza. Al volver con el vino ya se ha comido a longaniza, es cuando el ciego al morder el nabo descubre el cambio y pide explicaciones a Lázaro, quien responde con un juego de palabras o como ya vimos en el episodio del jarro de vino, mintiendo con la verdad: “lacerado de mí” cómo podría haberle robado la longaniza si él no estaba. Vemos la astucia del ciego al utilizar otros de sus sentidos para descubrir el engaño, su olfato.
Se produce una escena grotesca en la que el ciego mete su nariz en la boca de Lázaro quien expresa por medio de una hipérbole la sensación que tiene frente a este hecho, “Se había aumentado un palmo”. Esto produce la “devolución” del alimento, la longaniza volvió a su “dueño”.
Se presenta posteriormente una reflexión recordando lo violento y cruel del castigo, se lo califica al ciego de “perverso”. Una vez más el castigo excede lo físico y se transforma en humillación social al contar a todos los que se acercan lo sucedido.
Por parte del ciego hay una reflexión sobre el vino, y su doble función en tanto poder curativo y destructivo. Asimismo se realiza una anticipación diciéndole que “bienaventurado será con vino”, ya que su oficio final, nos enteraremos en el Tratado VII es el de “pregonar los vinos que en esta ciudad se venden”.
Episodio del poste
Luego del episodio del jarro de vino Lázaro ha ido acumulando deseo de venganza pero como se mencionó anteriormente está esperando el momento adecuando. Este le llega un día de mucha lluvia, al anochecer el ciego le propone ir a la posada. El niño ve su posibilidad y le propone al ciego cruzar el arroyo por donde tenga menos caudal “estrecho”. El ciego se confía y de forma irónica, ante el consejo, le expresa el cariño que le tiene y que surge de ver lo inteligente que se ha vuelto: “Discreto eres por eso te quiero bien.”
Lázaro siente que esta es la oportunidad del engaño, la cual se presenta por medio de la metáfora “aparejo de mi deseo”; los elementos de la naturaleza le son cómplices y aparecen como un complemento de su interior.
Lo ubica en frente a un pilar o poste y le dice que allí podrá saltar sin peligro. Menciona “El triste se mojaba” observándose una anticipación del infeliz suceso para el ciego y cierto tono irónico dado que la treta fue totalmente intencional. La persona del plural en “la prisa que llevábamos” refiere a la del ciego por no mojarse y a la de Lázaro por salir del servicio del ciego y vengarse.
El diablo le había puesto la longaniza de aparejo y ahora será Dios quien vendrá a su ayuda ya que “le cegó el entendimiento “ al ciego, observándose una aceptación de la astucia superior de su amo a la cual solo puede vencer con poder divino. En este episodio se intercambian los roles del esquema burlador/burlado.
El salto del ciego, a ciegas de entendimiento, lo lleva a pegar contra el poste , la sensación auditiva “sonó tan recio” demuestra la fuerza del mismo y su consecuencia que el ciego cayera “medio muerto” y “hendida la cabeza”.
Las últimas palabras de Lázaro al ciego son una burla que apunta a la pérdida de la astucia “¿olisteis la longaniza y no el poste?”. La suerte del ciego de aquí en más no le importará y la frialdad nace a partir de su mísera vida y es característica del pícaro quien debe “valerse por si”.
Si bien este suceso final guarda simetría con el inicio de la vida de Lázaro como pícaro, es una respuesta psicológica al episodio del Jarro de Vino.
Contexto histórico
1) Antecedentes: Escribe un punteo con las principales transformaciones y descubrimientos que se producen en el siglo XV y que provocarán cambios en las ´costumbres.
2) ¿Qué caracteriza a la sociedad española de los siglos XVI Y XVII?
Información general
4) ¿Por qué a este período histórico de las letras españolas se lo denomina Siglo de oro?
5) Anota tres nombres de los principales escritores españoles que pertenezcan a este período.
6) ¿Qué tipos de novelas circulaban en el siglo XVI?
Información para el Lazarillo de Tormes
7) ¿Anota tres novedades de la novela "El Lazarillo de Tormes" que surgen al compararla con otras novelas que circulaban en ese contexto?
8) ¿Qué es un pícaro y que características del contexto lo hacen nacer como personaje?
9) ¿Qué características tiene la novela picaresca como género? Anota nombres de tres autores y títulos que se incluyan en este género.
Audiolibro.
Pega la siguiente dirección de youtube para escuchar la obra:
http:/tinyurl.com/Lazarillotormes
10) a) Analiza el título y señala recursos literarios que allí aparezcan.
b) ¿Cómo se estructura de la obra? ¿Cuántos tratados tiene? Realiza un esquema con los amos de Lázaro que aparecerán en cada tratado.
Prólogo
11) ¿Cuál es la intención de este relato?
12) ¿Qué adjetivo utiliza para describir su estilo de escritura?
13) ¿Quién es "Vuestra Merced" y qué pide?
Análisis del Tratado I
1) Analiza el título.
2) Estudia "Tipos de inicios de la Narración" ¿Qué tipo de inicio tiene El Lazarillo de Tormes?
3) ¿Cómo es el narrador y quién es el narratario?
4) Estudia "El tiempo en la Narración" y analiza:¿cómo es el tiempo del discurso en cuanto al orden, a la duración y a la frecuencia en la Primera Parte del Tratado I de El Lazarillo de Tormes?
Literatura y cine
En la siguiente dirección de Yuotube encontrarás pasajes de la obra. Pega la dirección para acceder a ella: https://youtu.be/U_iYU2wO7Ac.
A partir del minuto 3.05 observa la despedida de la madre y la primera salida con el ciego.
1) ¿La versión cinematográfica es fiel al texto?
2) ¿Qué elementos cambian al pasar del lenguaje literario al lenguje cinematográfico? Nombra dos elementos que se pierden y dos que se ganan.
3) Anota diferencias entre los personajes que imaginaste al leer la obra y los actores que en esta película los encarnan.
4) Anota la grafopeya y la etopeya de los personajes que comparaste en la pregunta anterior.